C. C. Residencia 80 - Artículo

 

LA RIQUEZA VERBAL DE LA PALABRA "COJONES"

by Frank PaTter (Master por la Universidad de la Soplona)

 

    Un ejemplo de la riqueza del castellano es el número de acepciones de una simple palabra como puede ser la muy conocida y frecuentemente utilizada, que hace referencia a los atributos masculinos, "cojones".

    Si va acompañado de un numeral tiene significados distintos, según el número utilizado. Así, uno significa caro o costoso (valía un cojón), dos dignifica valentía (tiene dos cojones), tres significa desprecio (me importa tres cojones), un número muy grande y par significa dificultad (lograrlo me costó mil pares de cojones).

    El verbo cambia el significado. Tener implica valentía (aquella persona tiene cojones) aunque en admiración puede significar sorpresa (¡tiene cojones!); poner expresa un reto, especialmente si se pone en algunos lugares (puso los cojones encima de la mesa). También se los utiliza para apostar (me apuesto los cojones) o para amenazar (te corto los cojones).

    El tiempo del verbo utilizado cambia el significado de la frase. Así el presente indica molestia o hastío (me toca los cojones), el reflexivo significa vagancia (se tocaba los cojones), pero el imperativo significa sorpresa (tócate los cojones).

    Los prefijos y sufijos modulan su significado: a- expresa miedo (acojonado), des- significa cansancio o partirse de risa (descojonado), -udo implica perfección (cojonudo), pero -azo se refiere a la indolencia o abulía (cojonazos).

    Las preposiciones matizan la expresión; de significa éxito (me salió de cojones) o cantidad (hacía un frío de cojones), por expresa voluntariedad y matices de cabezonería (lo haré por cojones), hasta expresa el límite del aguante (estoy hasta los cojones), pero con indica el valor (era un hombre con cojones) y sin la cobardía (era un hombre sin cojones).

    Es distinto el color, la forma, la simple textura o el tamaño. El color violeta expresa el frío (se me quedaron los cojones morados); la forma, el cansancio (tenía los cojones cuadrados), pero el desgaste implica experiencia (tenía los cojones pelados de tanto repetirlo). Es importante el tamaño y la posición (tenía dos cojones grandes y bien plantados); sin embargo hay un tamaño máximo (tiene los cojones como el caballo de Espartero) que no pueden superarse, porque entonces indica torpeza o vagancia (le cuelgan, se los pisa, se sienta sobre ellos, e incluso necesita una carretilla para llevarlos).

    La interjección (¡cojones!) significa sorpresa, y cuando uno se halla perplejo se tiende a solicitarlos (¡Manda cojones!).

    En ese lugar reside la voluntad y de allí surgen las órdenes (me sale de los cojones).

    La calidad y no el tamaño ("a buen jodedor, poca picha y buen cojón"), a pesar del dicho de que "en Albacete, el que más larga la tiene, antes la mete") parece ser fundamental para sus funciones propias (los tiene como el tigre: pequeños y pegados al ojo del culo).